Querida Valeria:

Nos vimos todas las semanas, hablábamos, nos aconsejabas, hacíamos preguntas, pero en su mayoría te mirábamos interactuar con Evan.

Te veíamos destacar el potencial de nuestro hijo e intentar alcanzarlo a través de todos los obstáculos para hacer que saliera a la superficie.

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Te veíamos reír con él, y él a su vez conectarse con este mundo.

Sabíamos que era tu trabajo, pero era mucho más para nosotros, fuiste parte de nuestra familia durante todo el tiempo que duro su terapia, y aun así ya lejos te sigues preocupando por Evan.

Te digo que como padre es aterrador no poder ayudar a tu hijo, y ser forzados a depender de otros para que nos ayuden. Somos frágiles. Estamos asustados. Estamos intentando. Estamos cansados. Tenemos esperanza.

Pero la vida nos dio la oportunidad de que nuestros caminos se cruzaran, de poder conocernos y lograr grandes avances con nuestro pequeño Evan.

Nuestro hijo volvió a nosotros gracias a ti, pudo levantarse y caminar, comunicarse, y tantas otras cosas. Eres una tremenda profesional, y una gran persona.  Y queremos que sepas que siempre te estaremos tremendamente agradecidos de haber formado parte del desarrollo de Evan, que sin ti no sería el niño feliz, alegre, bailarín, cantarín que es hoy…..

Un tremendo abrazo….

 Chris Gamboa, mamá de Evan

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